Si no te amas a ti mismo perdiste la regla de oro para saber cómo amar
a tu prójimo.
Cuando mueras alguien llorará porque te amó.
¿Quién llorará porque tú lo amaste?
Sabes más del fuego si una vez te quemaste que por todas las veces que
te lo explicaron.
Nada sabes del amor por más que te lo expliquen mientras no hayas amado.
Tu egoísmo devora todo lo que el otro tiene;
tu amor ofrece lo que al otro le falta.
El surco cubre y abraza la semilla sin ahogarla, y la deja en libertad
de hacerse espiga. Así hace el amor con el que ama.
Si no te aman no puedes crecer.
Si no amas no dejas crecer.
Muchas de tus tristezas inexplicables tienen una sola explicación: no
amaste como los otros necesitaban, o no te amaron como esperabas.
Llenarás el tiempo de tu vida con el amor que tienes o tratando de
cubrir el vacío que deja el amor que te falta.
Si nadie tu hubiera amado te hubieras muerto.
Si no amas a nadie ya estás muerto.
¿Pensaste alguna vez que Dios no es Dios si no es Amor?
El amor nunca muere. Las caricaturas del amor nunca duran mucho.
¿Te preguntaste alguna vez por qué los hombres se revelan cuando
piensan que Dios no los ama?
Necesitas tanto coraje para amar como para dejarte amar.
Somos tan felices cuando amamos y cuando nos aman, y nos amamos tan poco...
¡Qué incomprensible es el hombre!
Nunca es tan perjudicial el egoísmo, como cuando se disfraza de amor.
Nada compromete tanto como el amor y nadie es tan libre como el que ama.
El calor del sol abre las flores.
La calidez del amor abre los corazones.
Si me dijeras que no amas a nadie, más que condenarte por tu pecado me
dolería por tu desgracia..
René J. Trossero