Por: Isha|
Haz un alto. Quítate los audífonos en este momento. Olvídate de los pendientes y las juntas. Cierra los ojos y respira muy profundamente. Ahora piensa ¿cuántos momentos así te das al día? Tristemente, la mayoría de nosotros responderá que pocos o ninguno.
Nos olvidamos de nosotros mismos por las múltiples ocupaciones que tenemos en nuestro haber diario, y cuando menos cuenta nos damos, nos sentimos perdidos y terriblemente solos. Como si necesitáramos urgentemente un respiro que no podemos darnos por los pendientes. Queremos correr, huir lo más rápido que podamos de nuestra rutina y no dar marcha atrás.
Un encuentro contigo
Hay dos buenas noticias: la primera es que te diste cuenta que algo no está bien con tu vida, y ése es el primer paso para solucionarlo. La siguiente es que no necesitas renunciar a todo e irte a meditar al Tibet para poder encontrar un poquito de paz, simplemente puedes seguir los consejos de una de las voces más importantes actualmente en materia espiritual, la australiana Isha, quien es conocida como Embajadora de la Paz y desarrolló un sistema con el que propone un crecimiento interior.
De acuerdo a su libro ¿Por qué caminar si puedes volar?, éstas son las cinco formas más efectivas de encontrar paz interior, sin tener que abandonar tu vida diaria:
1. Llévate al momento presente
Cuando te encuentres en medio de una situación preocupante, para un momento. Ve hacia adentro y pregúntate ¿qué está mal en este momento? Te sorprenderás al saber que en realidad no hay nada de malo con el presente, es más bien con los remordimientos del pasado y las preocupaciones del futuro con las que empezamos a sentir ansiedad. No niegues los problemas que estás enfrentando, pero tampoco te pierdas en ellos. Estar presente aporta un estado de mayor alerta y seguridad interior.
2. Ríete de ti mismo
Cuando te des cuenta que estás obsesionada con alguna inquietud o preocupación, ríete de ti misma. Simplemente mira hacia el cielo y piensa: “¡Ay, lo estoy haciendo de nuevo!” Cuando no te tomas tan en serio, comienzas inmediatamente a desarmar la preocupación y la ansiedad que están en tu mente. Esto te ayudará a mirar más objetivamente la situación que se te presenta y a evaluar las acciones por tomar con mayor claridad.
3. Aprende a fluir
Como adultos, hemos perdido la capacidad de fluir. Nos aferramos a la idea de lo que queremos y luchamos contra la corriente de la vida porque creemos que lo que esperamos en el futuro es lo que va a hacernos felices, pero esa no es la verdad. Nuestra felicidad depende de las decisiones que tomamos en cada momento.
¿Estoy eligiendo ser feliz o estoy luchando por lo que quiero? ¿Estoy aferrado a una idea o estoy dispuesto a fluir? La próxima vez que te encuentres luchando por mantener una posición, suéltate. Haz la prueba, a ver qué pasa. Cuando lo hagas, vas a experimentar por ti mismo la paz que viene.
En un instante, cuando decides soltar, la paz inunda tu vida. La resistencia no puede traer paz. Es a través de la entrega que se encuentra la calma. Cuando luchas, pierdes, pero cuando sueltas, siempre ganas.
4. Toma responsabilidad por tu felicidad
“Si tan sólo él no fuera tan … entonces yo podría ser feliz.” ¿Te suena familiar? Somos tan dependientes de la conducta de los que nos rodean, que cuando no son como nosotros queremos que sean, sufrimos. Si tu felicidad depende de otras personas, muy pronto te sentirás decepcionada.
Las personas cambian todo el tiempo y las cosas no son nunca exactamente como nosotros esperamos. Deja de intentar cambiar a los demás para poder ser feliz. En lugar de eso, enfócate en apreciar a la gente que te rodea. Si queremos encontrar la verdadera plenitud, tenemos que dejar de depender de aquello que no nos puede satisfacer. El mundo que nos rodea cambia constantemente.
Cuando dejamos ir la necesidad de controlar y empezamos a encontrar la felicidad adentro, dejamos de depender de los cambios constantes de nuestro entorno y, finalmente, podemos disfrutar de la naturaleza inesperada de la vida, libres de temor.
5. Conéctate con tu inocencia
¿Alguna vez has observado a los niños construyendo castillos de arena en la playa? Son una delicia de contemplar, totalmente absortos en lo que están haciendo. Corren de aquí para allá, llenando sus cubos para hacer su castillo cada vez más alto. Cuando por fin éste se encuentra en todo su esplendor, esperan con emoción que la marea venga y lo destruya. Luego, felices, comienzan de nuevo, construyendo otro castillo.
¿Crees que antes de empezar a construirlo, ellos pensaron, “No debemos construir aquí porque al rato la marea va a venir y lo va a destruir”? Ellos no piensan así. Cuando las olas vienen, ¿hay angustia? No. Sólo la emoción del próximo proyecto, un nuevo momento, ya que, intuitivamente, abrazan la creación y la destrucción como partes naturales de la vida.
Vuelve a ser como ese niña otra vez. Abraza la simplicidad y la espontaneidad, y deja de lado los cuestionamientos, los controles y las opiniones del intelecto. Si puedes revivir la inocencia perdida de la infancia, y al mismo tiempo, mantener la madurez y el sentido de responsabilidad que has adquirido como adulto, la vida se transformará de maneras que ni siquiera podemos imaginar.
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