No podrías arrancar de tus mejillas, los rezagos del amor desmesurado que algún día de los dos fuera en Venecia, La más fiel declaración, ¡Inevitable!
No podrías arrancar de tu inconsciencia, disparate de tu voz, dulces sollozos, Cuando me miraste así, ¡Inalterable! y en mis ojos viste abrir la primavera,
No podrías olvidarte Casiopea, aunque hoy llegue la noche a ensimismarnos, De este que vio en una estrella tu alegría, De este que robó los besos de tus labios.
Desconozco el autor
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