¡¡NO SIRVES PARA NADA!! ¡¡ NO VALES NADA!! ¡¡ERES UN ESTORBO PARA LOS DEMÁS!!
¡¡ FUISTE UN ERROR!! ¡¡ NO TIENES FUTURO!! ¡¡ NADIE TE QUIERE, POR TUS ERRORES Y FRACASOS!!……tal vez esas fueron las primeras palabras que escuchaste hoy en la mañana, cuando te despertaste, o las has escuchado toda tu vida; pero no son ciertas.
Son mentiras descaradas, que se fundamentan en “tus debilidades” como ser humano. Son palabras que nos decimos nosotros mismos y nuestros seres queridos, cuando sencillamente fallamos.
No somos “un montón de carne acumulada en una estructura ósea”,
somos más que eso. Lee detenidamente estas palabras:
“Porque tú formaste mis entrañas, tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables y maravillosas son tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien. No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en lo oculto fui formado, y entretejido en lo más profundo de la tierra, mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas, que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas.”Salmo 139:13-16.
Deja de pensar y decirte, lo que siempre piensas de ti mismo, y no escuches HOY mentiras de nadie. Camina por la vida creyendo en tu corazón, que eres muy importante para los que te rodean, porque así es!!, todos te necesitamos, necesitamos de tus palabras, de tu compañía, de tu trabajo, de tu esfuerzo…aunque falles!!
No debemos permitir que otros nos ensucien con sus fracasos, dolores y palabras. No tenemos porqué soportar los gritos y agresiones de otros, porque somos personas que tenemos MUCHO valor.
No permitas que nadie te tire “basura”, saca todo lo que hay dentro de ti mediante el perdón y vive en libertad. No ensucies tu alma y no dejes que nadie lo haga. Nadie tiene derecho a hacerlo, porque no fuiste creado para ser basurero.. Demuestra a los que te rodean a través de tus actos, que tienes al Señor en tu corazón.
“Para que andeis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios”. Colosenses 1:10.
¡Dios te bendiga!