¡Dame de tu voz el viento! ¡Dame de tu voz el viento! Que de palabras se abracen mi soledad y la tuya.
Que no nos duerme la muerte con su silencio de tumba, dame de tu voz el viento, no dejes de hablarme nunca.
Que tus palabras penetren la quietud de mi penumbra y que despierte mi boca con el sabor de tu lluvia.
¡Dame de tu voz el viento! ¡No dejes de hablarme nunca! Que no descanse mi oído del tambor de tu pregunta.
Y que los labios espacien con su calor en censuras conversaciones eternas en nuestras voces oscuras.
Desconozco el autor
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