Atrévete a cambiar
Leía en una revista un concepto interesante de marketing:
la fidelización de los clientes, por medio de
hacerles difícil cambiar a la competencia.
Por ejemplo, la computadora Apple tiene su sistema operativo Mac.
Es especializado para arquitectos y diseñadores.
Los que quieran cambiarse a una pc con sistema Windows,
necesitarían aprender a manejarlo.
Tendrían que invertir tiempo y experimentar algo nuevo.
Por eso se quedan fieles a Mac.
Este artículo mencionaba, que cuando las personas invierten tiempo
y dinero en algo: una casa, viajar en la misma aerolínea, etc. se aferran a él.
Crea un compromiso emocional que hace que no deseen cambiar.
Por el costo emocional del cambio.
Comparé las similitudes de este concepto con nuestra vida diaria.
Personas que duran en el mismo trabajo 30 o más años,
en una labor que ya no les motiva y solo esperan el día de
la jubilación en el que ya no tengan que trabajar.
El costo de cambiar a otro trabajo no lo quieren pagar.
Han creado antigüedad. Conocen a los mismos amigos de siempre.
Su trabajo ya no representa ningún reto, lo pueden hacer con los ojos cerrados.
No se dan cuenta que al no pagar el precio del cambio,
está matando su vida emocional.
Mujeres que se encuentran en una relación amorosa sin salida, con hijos,
y que no desean terminar esa relación. Hacen suyo el dicho "más vale malo
conocido que bueno por conocer". Después de todo, no es tan mala la situación.
Reciben dinero, y los maltratos ya son los de siempre.
Empezar una nueva relación, con el miedo al que dirán
y la posibilidad de fracasar las inmoviliza.
No se dan cuenta que están muertas en vida.
Cuando inviertes años de tu vida en algo, no importa lo dañino que sea,
te hace aferrarte a el
¿Cómo voy a tirar los años invertidos en esto?
No, no lo voy a perder.
Yo trabajaba vendiendo programas vacacionales.
Tienes que pagar un enganche fuerte y mensualidades por uno, dos,
o tres años y así tener el derecho de viajar por 30 años a tu destino favorito.
Lo que con frecuencia pasaba, es que se saturaban los destinos y
las personas perdían ese dinero. Había años en los que no viajaban.
Y perdían el dinero.
Una señora que había hecho esta inversión y por dos años no había podido
viajar por la saturación de las fechas me comentó:
"Mi esposo ya quería cancelar la membresía porque no la hemos podido utilizar,
ya no quería seguir pagando las mensualidades.
Pero yo le dije que no podíamos perder lo que habíamos invertido.
Y decidió seguir pagando".
Con honestidad, no pude dejar de ver la inutilidad de esto.
¿Qué no podía perder lo que había invertido?
YA LO HABIA PERDIDO,
DE TODAS MANERAS. Hubiera sido más sano
no seguir pagando las mensualidades,
y a partir de ese día ahorrar para viajar cuando ellos quisieran.
Lo mismo pasa con relaciones tormentosas
o inversiones en otros aspectos de tu vida.
Puedes sentir tentación de seguir,
por el tiempo y esfuerzo invertidos. Es una tontería.
Lo perdido, perdido está. Como diría aquel poema de Machado
"Solo quedan estelas en el mar".
El pasado solo deja estelas cuando miras atrás.
Ya pasó. Pero tu vida siempre comienza de nuevo, a partir del día de hoy.
Termina esa relación que ya no te deja nada, hoy mismo.
No importa el tiempo invertido. Comienza de nuevo, a partir de hoy.
No importa cuanto tiempo tengas en ese trabajo.
Busca una nueva aventura en otro lado. Paga el costo del cambio.
Seguir con lo conocido, es vivir como un pájaro enjaulado.
Tiene su comida segura y está protegido contra la intemperie. Pero no es feliz.
En cambio, el pájaro salvaje tiene que enfrentarse a los depredadores.
Puede pasar hambre. Puede mojarlo la lluvia.
Pero puede extender sus alas y volar a todo lo ancho del mundo.
Con su vida arriesgada, de incertidumbre, es más feliz que el pájaro enjaulado.
Así que recuerda: el costo del cambio nos aferra emocionalmente a
cosas que ya no tienen sentido el día de hoy. Paga el costo del cambio.
Que tu vida sea una hermosa aventura.
Abre las alas como el pájaro salvaje y explora lo ancho del mundo.
Vas a ser más feliz. Te lo garantizo.
Y tú...
¿Te atreves a cambiar?
Colaboración de Edgar Martínez
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