Había una vez un granjero que quiso hacer un concurso entre su perro y su conejo, y haciendo un agujero en uno de sus grandes prados, escondió en él una zanahoria y un hueso, para ver quién los encontraba antes. El conejo, muy alegre y optimista, se lanzó a buscar la zanahoria, cavando aquí y allí, totalmente convencido de encontrarla. El perro, sin embargo, era muy pesimista, y tras husmear un poco, se tiró al suelo y comenzó a lamentarse de lo difícil que era encontrar el hueso en un campo tan grande. Durante horas el conejo cavó, y a cada nuevo hoyo, el perro se lamentaba aún más de lo difícil que era aquello hasta para el conejo, mientras el conejo pensaba que ya le quedaba una agujero menos para encontrarla. Y resultó que cuando no quedaba sitio donde cavar, el conejo hizo un túnel hasta llegar bajo el perro, donde encontró la zanahoria y el hueso.
Así, el perro perdió sólo por su pesimismo, cuando gracias a su gran instinto, ¡había encontrado el sitio a la primera!
Autor.. Pedro Pablo Sacristan
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