La encontré desnuda en la soledad del burdel
violada, ultrajada en su ser de paloma
arrimó silencio a las horas oscuras,
y lloró en mi almohada.
Sucia de besos, herida en el alma
rotas sus alas, su negra desgracia
la sombra del agua llovió en la memoria,
su pena cansada
la encontré desnuda sin una metáfora…
Desprovista de todo encontré la palabra
después de asilarme
en sus ojos sin brillo, en su dulce mirada
en el canto profundo que brota del alma,
en la espuma que trae el mar a la playa
en los vientos alisios que soplan sin calma.
En los ríos de sangre, en los ríos de agua
en las noches de Luna allá en la montaña
en las piedras que sufren de olvido y distancia,
en ellas y en todo, encontré la palabra.
Por las calles sin lumbre, donde el sol ya no pasa,
nos fuimos amando, ardiendo en la fragua,
ebrios de besos, locos de ansias
su cuerpo el deseo en mi mano temblaba.
Nos fuimos amando
nos fuimos quitando las prendas del alma
Tú, la hembra de fuego, la ardiente palabra
yo el triste sujeto de la página blanca.
Desconozco el autor