Me despertó la caricia de tus besos y amanecí en las rejas de tus brazos... y en medio de aquel dulce embeleso agotado por las horas del exceso... caí rendido en tu regazo.
Te despertaste tú, y sollozando... buscabas mis besos en tu almohada pero callé tu llanto y me seguiste amando y en cada latido... Tu pecho palpitando me lo decías todo... Sin que dijeras nada.
Recuerdo que estabas temblorosa... y que sentías miedo... Temías por los dos y me querías decir... No sé qué cosa pensabas que yo era el ave que se posa... que bebe de la fuente, y que le dice adiós.
Fueron muchas las horas que pasaron sin embargo, el tiempo se nos detenía... nuestros labios en un beso se sellaron nuestras vidas... En una se fraguaron y así fraguadas... Viven todavía.
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