Yo necesito tu mano nevada sobre mi frente ardorosa posada, para sentir un frescor de alborada cuando me toque tu mano nevada.
Yo necesito las fuentes serenas de tus pupilas amadas y buenas, para lavarme de culpas y penas con la virtud de sus aguas serenas.
Y necesito tus largos cabellos que me parecen un haz de destellos, para llorar y enjugarme con ellos, con tus castaños y largos cabellos.
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