Hay momentos en los que no me encuentro
pareciera haberme esfumado de mi mismo,
no estoy en todos lados y en ninguno
siendo y no siendo, estando y no estando,
mis ojos se pierden entre mis dedos
intentando consolar lo que aún no han palpado,
como ofrecer un para siempre infinito
sin ni siquiera saber si así será o halla sido,
mis lagrimas aún no han brotado
y ya siento el sabor a sentimiento,
la soledad se ha sentado a mi lado
dejando que me abrace por un rato,
me asomo a la ventana y por momentos
una delicada brisa recobra mis sentidos,
la quietud de las hojas detienen el tiempo
dejándome percibir un silencio sin minutero,
un tema de los 80´s suena al fondo
haciéndome entrar en una maquina del tiempo,
salto los años como si fueran peldaños
de una escalera mecánica del pasado,
me deslizo por la baranda de los recuerdos
siendo de mi vida mi propio espectador,
mi pecho es un balcón en el último piso
donde mi corazón se asoma a respirar tranquilo,
apago las voces de tantas experiencias
dejando solo a mis oídos mirar hacia adentro,
sentado sobre mis entrañables nostalgias
extrañando el futuro que aún no tengo,
le digo presente a la lista de invitados
a esta fiesta llamada "vida con sueños",
solo voy con mi mochila llena de ilusiones
que aún conservo desde que era niño,
estoy viajando en el tren número 50
con destino a un hermoso paraíso,
solo tengo un boleto de ida sin retorno
voy enfilado en un solo destino,
quizás en la próxima estación de paso
suban nuevas experiencias y retos,
más motivos que le den a mis versos
una razón, un encuentro, un motivo.
Autor: Ramón Morales - Derechos Reservados © - Caracas - Venezuela
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