Vivir sin vivir
Hace mucho tiempo sentía que era especial, algo como ser uno en un millón, que tenía un don, pero esto hacía que viera a las personas como si fueren egoístas, chismosas, embusteras; podía reconocer lo malo de cada persona, lo cual hacía que me alejara del mundo cada día más; tenía problemas con las personas que me rodeaban, por parecer idiota me querían coger en broma y la verdad no lo era, por ello peleé muchas veces; sobre todo en el ejército, prestando mi servicio militar. A pesar de esto sabía que tenía un corazón noble, lleno de amor y con ganas de cambiar las cosas malas del mundo; en mí crecía el amor y el anhelo por ser mejor persona espiritualmente; me sentía vivo, conectado con Dios, con las maravillas del mundo, pero sentía que no era normal pues ese estado de conciencia hacía que mi vida fuera un caos socialmente hablando: 1 ó 2 amigos en mi vida. Era difícil sentirme bien en medio de la gente, hasta que un día, muy pero muy deprimido, le pedí a Dios que me quitara todo esto, que sólo quería ser normal, como la mayoría de la gente, y desde ahí todo cambió. Acepto que al principio todo fue color de rosa, mi vida social aumentó, ya no veía a la gente como antes, todo era más simple, era diferente, sin tantas cosas en mi cabeza; pero eso no duró mucho, después de un tiempo empecé a notar que me sentía hueco, o mejor dicho, vacío; entonces empecé a darme cuenta que no me importaba nada, ni siquiera mi familia, era tan difícil, no sentía nada, a veces me preguntaba: ¿Será que estoy muerto? ¿Será que estoy soñando? Me di cuenta que no, que era real y que estaba vivo. Después de esto mi vida empeoró, las cosas que hago, lo que vivo, lo que hablo… Todo; todo es por inercia. No le deseo esto a nadie, me siento como un muerto en medio de tanta gente que pretende vivir, no saben lo duro que es luchar cada día con la pena de tratar de llevar una vida normal, sabiendo que para mí esto es una miseria, que sólo es parte de un sistema que manejan otros. Bueno, en fin, ese no es el caso. La cosa es que no siento nada y no sé por qué. No sé qué es el amor, no me importa si llueve o no, me da igual si es lunes o viernes, si me quieren o no, si estoy solo o acompañado. De igual manera, lo disimulo delante del mundo, así que soy uno más del montón , igual que ellos, feliz, sin preocupaciones, pero no saben que al dar la vuelta en realidad no espero más que llegar a mi cama y tratar de dormir. Hace rato dejé de buscarle explicación a esto; sólo espero que un día acabe todo y listo, sólo espero no hacerle daño a nadie con mi forma de vivir y de ser. LE PIDO A DIOS QUE A NADIE LE PASE ESTO, DE VERDAD ES LO MÁS DIFÍCIL QUE LE
PUEDA PASAR A UN SER HUMANO.
Colaboración de feder Colombia
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