El ejemplo
Al ir caminando cerca de una escuela me llamó
poderosamente la conversación de dos niñas y un varoncito
una de las niñas les decía, lo que me llena de orgullo
es que yo heredé lo bonita de mi madre y la
inteligencia de mi padre y cuando sea grande voy a
ayudar a mucha gente como ellos lo hacen.
Después la otra niña comentó pues yo no seré tan
bonita como mi madre pero si seré tan buena
madre como ella lo ha sido y tan trabajadora
y responsable como mi padre.
Entonces el niño dijo con voz triste y pausada
pues yo quisiera ser diferente a mis padres
porque él se la pasa tomando cerveza con sus
amigos y al llegar a la casa siempre son pleitos
y termina por golpear a mi mamá, y a nosotros
pero eso no es todo porque luego ella también
se desquita con nosotros. Yo quisiera cuando sea
grande llegar a tener la inteligencia de tu papá
el empeño y la responsabilidad del tuyo
encontrar para mis hijos una mamá tan cariñosa
buena y dulce como la de ustedes.
Dicho esto el niño dio media vuelta y se retiró,
yo pensando en lo que había escuchado seguí
caminando y tratando de entender el por qué no nos
damos cuenta del daño que causamos a nuestros
hijos y tomé la decisión de cambiar mi forma de ser
me propuse a partir de hoy ser un buen padre pero
sobre todo ser el mejor de los ejemplos para que el
día de mañana ellos puedan sentirse orgullosos
y tengan las armas necesarias para enfrentar su vida.
Colaboración de Gilberto Hernández Almazán
México