FUGARSE AL PASADO O AL FUTURO
Hay quienes viven encadenados a un fracaso o a una herida que se diría que nunca deja de supurar.
Son personas que se amargan hoy porque, hace veinte o más años, no les quiso su madre, o no pudieron estudiar lo que querían, o su novi@ los traicionó, o perdieron injustamente su trabajo....o lo que sea.
No han perdonado ni se perdonan ese viejo dolor, y están ahí, dándole vueltas a su amargura, torturándose con sus errores y sus rencores.
Hay quienes también viven aferrados a su pasado, no por amargura sino por añoranza. Son esas personas a las que no le gusta su presente pero tampoco tienen el valor necesario para mejorarlo. Por eso dedican todas sus energías a lamentarse y suspirar por otros tiempos pasados, supuestamente mejores.
Pero el pasado está condenado a ser cada vez más pasado, y los que viven en él, con él se irán a pique.
El pasado es útil en la medida que ilumina el presente y alimenta el futuro, en la medida en que deja de ser pasado y se convierte en acicate para el presente y no en inútil añoranza.
Hay los que viven condicionados por el futuro porque atrasan todo lo que les cuesta. Por eso, casi inconscientemente, aplazan cualquier proyecto o aspiración con la excusa de que seguramente tendrá más tiempo cuando empiece la carrera, o cuando la acabe, o cuando se case, o cuando tenga hijos..... y según va llegando eso habrá nuevas demoras, nuevas claudicaciones, hasta que se encuentran sin energías y finalmente comprenden que posponer las cosas es una estrategia sumamente engañosa.
De manera semejante a los que se drogan para eludir por un tiempo la realidad de la vida, esas personas se fugan al pasado o al futuro, porque no tienen el valor de tomar con fuerza las riendas de su presente. no se dan cuenta de que es preciso hacer hoy lo que tenemos que hacer hoy, y que hay que buscar la felicidad en acometer el presente con una buena dosis de coraje.