Por qué?
Muchas veces me he preguntado por qué. Han pasado más de 20 años, y aun te recuerdo como si fuera ayer.
Te fuiste de mi vida sin darme una explicación, sin decirme el por qué. No me distes la oportunidad de enmendar mis errores (los cuales no me señalaste), ni de terminar de bajarte las estrellas.
En todos estos años, mi primer recuerdo al levantarme has sido tu, y el último al acostarme. ¿Por qué? En todos estos años, siempre me acuerdo de tu cumpleaños, y siempre te felicito en mi alma y en mi corazón, esperando que algún día pueda entregarte todas las felicitaciones acumuladas a lo largo de los años.
Al tiempo de haberte marchado de mi lado, te vi al lado de alguien que sabía que no te iba a amar como te amaba yo, y me preguntaba si yo podría amar de nuevo como te amé a ti.
De hecho, nunca se me olvida lo que me dijo tu mamá: “mi hija cambió un Mercedes Benz por un Volkswagen”…
Pues hoy puedo decir que sólo he amado una sola vez. Te amé a ti. Te abrí mi corazón sólo a ti. Nadie más lo ha podido abrir. Y de verdad que he tratado de abrirlo. Pero no han conseguido la llave. Te la llevaste y no me dejaste duplicado.
Puedo decir hoy que el amor existe. Pues lo viví a tu lado. Todo eso que escriben los poetas y los autores yo lo viví. Mariposas en el estómago al despedirme, corazón saliendo de mi pecho al encontrarme contigo, dedicando cada minuto de mi alma y de mi pensamiento a ti, disfrutando de cada minuto que pasaba a tu lado.
Hoy me llamaste, en tu cumpleaños, para que te felicitara. Sabías todo de mi, y sin embargo yo no se nada de ti. Me moviste el piso nuevamente, como sólo tu lo sabes hacer.
Después de tantos años, y después de tantas ilusiones y desilusiones, pues te digo que aún te llevo en mi corazón, igual que desde el primer día. Desde aquel 19 de marzo. Por qué?
Feliz cumpleaños mi preciosísima querida. A estas alturas de la vida te digo, si tu eres feliz, pues yo también seré feliz. Lo lamento que no pudimos ser felices juntos. Tu felicidad será mi felicidad.
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