¿Sabes amigo? Muchas veces me encontré caminando y casi corriendo, preocupado y haciendo, cuando de pronto al detenerme me dí cuenta que ya no estaba el sol, eso por lo que corría y hacía, lo que era el motivo de mi preocupación, ya no estaba, o por lo menos no estaba donde yo creía que estaba. Allí me di cuenta que el día no solo tiene luz sino que también hay oscuridad y noche.
Una vez me dijeron que la oscuridad no existe sino que es solo la ausencia de la luz...
Pensando en eso comparé mi vida con las estaciones del año y comprendí que, así como el año tiene otoño e invierno, primavera y verano, así también es mi vida, y que tal vez es solo un deseo el vivir una primavera o verano continuo. ¡Claro, a quién no le gustaría, pero la realidad es otra, y ¿sabes? eso me pasó muchas veces. Seguir por inercia (como yo digo) Es el impulso el que te lleva, pero cuando el combustible se acaba y las celdas solares necesitan recargarse, allí es donde te das cuenta que el sol ya no está.
¿Qué incertidumbre se siente, no? No sabes para donde ir ni donde dejaste de sentir su calor, ni en qué momento te descuidaste y sin saber como la luz se ocultó. En mi caso amigo te cuento es muy angustiante, pues de mi dependen muchas personas, amigos, discípulos, empleados, familia, hijos y puedo seguir y seguir y seguir... Sí, yo sé que hay que descansar en el Señor, y que nada depende de nosotros, sino que todo esta en El, pero ¿sabes? hasta Elías se sintió sin sol y buscó la muerte, y al fin lo veamos como lo veamos, somos las manos, los pies, y el rostro de Dios entre la gente.
Te puedo asegurar que es muy difícil cuando al que es El motivo de tu caminar ya no lo ves, y te detienes y buscas por todas partes sin éxito, en ese momento los cuervos de los malos pensamientos, los buitres que se alimentan de carroña, te acechan, te acusan y también la tierna voz del que te ama tratando de prevalecer en medio de las otras, dulcemente te llama, y te recuerda.
Quizás sus palabras no sean dulces en su contenido, pero tu sabes cuando el amor del que te engendró te habla aunque aparentemente con dureza pero bañado de amor y esperanza, a mí me dijo: "acuérdate pues de lo que has recibido y oído, y guárdalo, afima las cosas que están para morir, y arrepiéntete, porque no he hallado perfecta tus obras delante de mi", esas son las obras que hacemos sin el sol, por la inercia, y aunque las palabras parecen duras a mí me parecieron dulces, pues pensé, si no le preocupara no me lo diría, me dejaría librado a mis propios caminos, pero no, eligió visitarme porque me ama, vino para recordarme sus pactos, por eso me dijo: "acuérdate de lo que...", El siempre nos tiene delante de sus ojos, y si me preguntas como hacer en estos casos, amigo yo he hecho muchas cosas, algunas me resultaron, otras no, y no siempre resulta lo mismo. A veces me volví de mis caminos hasta hallar el sol, otras solo me detuve y entre lagrimas esperé que amaneciera, sabiendo que El no me desampararía, solo porque estoy seguro de su amor, y también hubo veces que volé hasta las alturas pasando las nubes y aún la noche para encontrarme con El.
Esos fueron los momentos de desesperación mas grandes, pero lo que nunca me falló fue el pararme sobre la roca de hijo, sin importar lo que oyera o viera, solo dije: "Soy tu hijo y estoy siendo formado, aquí estoy y no me moveré hasta que vengas, no importa lo que suceda nada me moverá de esta roca, porque sé que tu nunca mientes". Puede ser que estés atravesando alguno de estos momentos, o que los hayas pasado, solo afirmarte en la roca de tu condición. Desde el día en que le recibiste el comenzó a formarte y lo seguirá haciendo hasta el final. Eres hijo, eso no cambia, aunque te diga arrepiéntete, o te diga siervo bueno y fiel, El sigue siendo nuestro padre...