Tiempo atrás al conocerte lanzó su flecha cupido y a tus pies quedé rendido tan sólo para quererte.
Y hoy me conformo con verte aunque sea de vez en cuando para seguir recordando que tú eres para mí la gloria que nunca tuve victoria pero que sigo anhelando.
Y si esta inmensa ilusión se considera un pecado entonces pido perdón por lo mucho que te he amado