UN DÍA PERDIDO O BIEN EMPLEADO
Podemos mirar cada día como ganado o perdido.
Si te sientas al caer la tarde y cuentas las acciones que has hecho,
y al contarlas encuentras un sacrificio o una palabra que alivió el corazón
de quien la escuchó, o una mirada llena de bondad, que lo bañó como un
rayo de sol vivificante, entonces...
¡podrás contar como bien empleado ese día!
Pero si al pasar las horas de otro día, no has aliviado ningún corazón con
un detalle, si en todas esas horas no has dejado ni una huella, ni bañaste
de luz un rostro triste, ni recuerdas una acción pequeña que levanta el
alma y nada cuesta, entonces...
¡cuenta como perdido ese día!
Mary Ann Evans
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