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- "Todo es cuestión de hidalguía:
- tú me lo negaste todo
- yo te di cuanto tenía. "
- Ni un suspiro a mi cuidado
- contestando a mi suspiro;
- fuiste de duro zafiro
- siendo de vidrio quebrado.
- Ni un rosal viejo y gastado
- merecí de tus antojos;
- sólo me diste despojos
- de tu zarzal y tu roca
- que me sangraron la boca
- y me cegaron los ojos.
- Ni una mirada siquiera
- ni una palabra sencilla,
- ni siquiera la semilla
- de una sonrisa ligera.
- Cuando yo te daba entera
- mi flor de luna y de todo
- tú... pagabas a tu modo,
- y así, mientras mi hidalguía
- te daba cuanto tenía,
- te di mi templo y mis ritos,
- mi boca llena de gritos,
- mis ojos llenos de llanto,
- te di tanto... ¡tanto, tanto!
- que darte más no podía,
- y cuando ya no había
- nada en casa que pidieras,
- yo para que no dijeras
- tú me lo negabas todo.
- ¿Qué te di? ¡Nada...! ¡Nada!
- Mi beso recién comprado
- y en la fragua del costado
- una hoguera desbocada.
- Te di mi huerta cercada
- llena de rosas y lirios,
- te di la voz y los cirios
- de mis noches en desvela,
- y un corazón sin cancela
- roto de tantos martirios.
- Te di mi risa y mi canto,
- te di la casa vacía.
- Pero... ¿para qué te digo
- cosas que no han de llegarte?
- Caña frágil que se parte
- no entiende de mi buen trigo,
- y ya ves: ni te maldigo.
- ¿Para qué? Desde aquel día,
- tu bajeza y mi hidalguía
- se definen de este modo:
- Tú me lo negaste todo,
- yo te di cuanto tenía.
- Manuel Benítez
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Gracias Por dejarnos tu bello aporte |
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Ni una mirada siquierani una palabra sencilla,ni siquiera la semillade una sonrisa ligera.Cuando yo te daba enterami flor de luna y de todotú... pagabas a tu modo,y así, mientras mi hidalguíate daba cuanto tenía,te di mi templo y mis ritos,mi boca llena de gritos,mis ojos llenos de llanto,te di tanto... ¡tanto, tanto!que darte más no podía,
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