Cuando te veo, mis palabras se atoran en mi garganta como el sol entre las nubes, y tiemblo como un niño lleno de miedo, todo mi cuerpo se descontrola, y la cordura abraza a mi corazón para evitar que te quiera con locura, una explosión de emociones me calla queriendo gritar, pero no mi bella niña, no gritaré…
Asfixiaré mis palabras, dejándolas respirar a través de esta poesía y del constante susurro del amor en mi corazón, y si hoy, mujer, tu corazón me desprecia no sientas por mí la menor lastima, pues aunque me digas que me odias y me rompas el corazón en mil pedazos, te seguiré queriendo con cada uno de ellos, y mi sangre seguirá siendo la tinta de cada letra, cada palabra y cada verso que te escribo en nombre del amor.
A veces un poema puede decir lo que el miedo no se atreve a decir.
Desconozco el autor
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