En días pasados asistí al concierto de fin de año escolar del Coro Infantil del colegio de mi hija, en el cual ella forma parte. Y no pude de dejar de pensar en la demostración tan fehaciente de lo que es un trabajo en equipo de verdad, y como se potencia la capacidad y méritos de cada uno de los integrantes del mismo.
Mi hija no es ninguna María Callas o soprano de alto calibre. Es una persona normal, para su edad, con una voz normal. Reitero: no tiene una voz hiper extraordinaria. Y así como ella, la mayoría de las personas que conforman esa agrupación coral.
Pero no pude evitar el sentir lo maravilloso que se escuchaba el sonido de todos esos pequeños seres, cantando al unísono.
Lo que cada quien hace en individual no es algo fuera de lo común. Pero cuando coordinadamente actúan en conjunto, el sonido es celestial.
Y lo mismo ocurre con un equipo de trabajo, o un equipo deportivo. Cada quien, individualmente, ejecuta un trabajo normal, rutinario y común y corriente. Pero engranados como equipo, pueden hacer maravillas.
Claro, gran parte del mérito se lo lleva el director, manager o técnico.
Juguemos en equipo. Actuemos en equipo. Lograremos experiencias increíbles y haremos cosas, que solos no podremos hacer…