No te prometo que siempre reirás; solo que aunque estés triste siempre estaré para apoyarte, para darte palabras de aliento, quizás no tenga la solución a tus problemas, quizás en esos momentos no quieras mi opinión y entonces guardaré silencio; pero estaré ahí para ti.
No te prometo felicidad eterna; porque ya la tienes; el día que te encontraste con Jesús; solo te prometo instantes de alegría que durarán toda la vida; mañanas a tu lado, noches frías de refugio y tardes juntos.
No te prometo que seré todo lo que esperas. Soy humano y fallo, pero sí te prometo que si algo necesito cambiar, haré mi mayor esfuerzo para hacerlo porque te amo, y cuando amas escuchas, y cuando amas apoyas, y cuando amas cambias.
No te prometo que siempre habrá alegría. Llegarán momentos difíciles, momentos de dudas, momentos de tristezas; pero es allí donde quiero que veas, en esos instantes de felicidad eterna lo mucho que te amo y lo valiosa que eres para mí.
No te prometo que no llorarás, las lágrimas limpian el alma y en ocasiones hay que dejarlas derramar, pero sí te prometo que trataré de sacarte una sonrisa, y si soy yo el causante de las lágrimas, vendré a ti y pediré perdón; y si el dolor es de ambos juntos lloraremos y sé que nuestro Dios nos consolara.
No te prometo abundancia eterna, solo te prometo mi mayor esfuerzo para que nada te falte.
No te prometo mi vida porque le pertenece a Dios, pero si te prometo que tomado de su mano te amaré mientras respire.
Desconozco el autor
|