Me gusta lo que hago
En uno de mis viajes a Japón tuve la oportunidad de tener una de las experiencias más fascinantes de mi vida, había sido designado por mi país Colombia como representante a la IX Academia Internacional de Liderazgo que patrocinaba la JCI Japón. Al terminar el evento viaje a Tokio preparándome para regresar y por supuesto no podía perder la oportunidad de dirigirme a un centro comercial para hacer algunas compras de última hora.
Al entrar en el centro comercial, vi a una pequeña dama, vestida a la usanza japonesa, regalarme una cálida sonrisa y darme la bienvenida lo cual hizo que me sintiera muy bien. Mientras compraba, de vez en cuando me volteaba para observarla, y realmente me sorprendió el ver que ella daba la misma sonrisa a todos los clientes que entraban al centro comercial.
Comencé a preguntarme a mí mismo si alguna vez ella se sentiría cansada de hacer lo mismo una y otra vez, así que me encaminé hacia ella y le pregunté:
- “Me permite hacerle una pregunta: ¿no se cansa usted de hacer este trabajo? por curiosidad, ¿me podría contar cuánto tiempo lleva haciéndolo?”
La dama me regaló otra de sus maravillosas sonrisas y dijo:
- “Yo he estado trabajando aquí por los últimos 10 años y me encanta mi trabajo”.
Yo me quedé asombrado con la respuesta y le pregunté de nuevo:
- “¿Por qué le gusta tanto su trabajo? ¿No se siente aburrida, cansada al hacer lo mismo todos los días?”
Con una nueva sonrisa me dijo:
- “La verdad no me queda tiempo para pensar que estoy aburrida ya que el Centro comercial siempre está lleno y a todos les gusta recibir mis sonrisas, además así sirvo a mi país”.
La respuesta me sorprendió y entonces le dije:
- “¿Sirve a su país sonriendo?”
La pequeña dama dijo:
- “Sí, señor, yo sonrío a todos los clientes que llegan al centro comercial y ellos se sienten felices y relajados, lo cual hace que compren más; mi jefe está feliz y me paga más, y mis clientes a quienes yo sonrío me regalan sus sonrisas y yo me siento feliz. Como mi jefe me paga más yo puedo atender mejor a mi familia y al atender mejor a mi familia, ellos están felices. Cuando los clientes nos compran, la demanda por los productos aumenta y al hacerlo, hay más fábricas, más empleos y la gente cuando tiene trabajo se pone feliz. Como la mayoría de nuestros clientes son extranjeros, entran divisas y las divisas generan riqueza para todo el país. La gente como usted, que le agrada nuestro servicio, visita nuestro país más a menudo y además le cuenta a su familia y amigos lo cual hace que mi país consiga más visitantes, más dinero, más empleos y más gente feliz. Así es como sirvo a mi país”.
Sorprendido con su respuesta y su actitud, le di las gracias y me quedé pensando: ¡Qué maravilloso sería que nosotros, los hispanos, aprendiéramos a ser felices, a valorar nuestro trabajo y a ser responsables de nuestra riqueza!, y decidí entonces compartir este mensaje para invitar a todos aquellos que lo lean a ser parte del cambio de actitud que puede marcar el cambio de nuestro futuro.
John Moreno “The Dream Catcher”