Los abuelos y abuelas 'ya no están para tener hijos', pero sí están ejerciendo de padres de sus nietos para fortuna de estos últimos. Los datos de un nuevo estudio revelan los beneficios psicológicos que obtienen los adolescentes cuando viven rodeados de 'los mayores' de la familia.
La incorporación de la mujer al mundo laboral, el divorcio o el enviudamiento de alguno de los padres son las razones que están provocando que hoy, más que nunca, los abuelos pasen su jubilación cuidando de los hijos de sus hijos. Un ejemplo. En España cerca del 23% de las mujeres mayores de 65 años ayuda en su crianza, la mitad de ellas a diario y el 40% tres veces por semana.
"La literatura científica documenta que los niños y adolescentes con madres o padres solos o de familias 'recompuestas' [padrastros, hermanastros...] tienen más probabilidades de experimentar problemas psicosociales, de salud o de adaptación escolar. En parte, por una serie de factores asociados a estos ambientes familiares: dificultades económicas y sociales, conflictos familiares, cambios frecuentes en el ambiente hogareño, problemas mentales en alguno de los padres, falta de atención a los progenitores...", comenta Shallhevet Attar-Schwartz, de la Universidad Hebrea de Jerusalén y autora principal de la investigación, en la que ha participado también la Universidad de Londres.
Los investigadores, que reconocen que las últimas dos décadas el aumento de la expectativa de vida de la población y del número de familias en las que conviven miembros de tres y hasta cuatro generaciones se ha disparado en los países desarrollados, creen que "pese a ello la relación de los abuelos con sus nietos y sus efectos psíquicos ha recibido poca atención científica".
En la investigación, se repartieron cuestionarios en 1.010 colegios de Reino Unido y Gales. "Cerca de 1.515 estudiantes de 11 a 16 años respondieron a las preguntas para averiguar si la relación de los chicos y chicas con sus abuelos modifica su estado emocional", comentan los investigadores en su estudio, publicado en el último número de la revista 'Journal of Family Psychology'.
Un 66% de los encuestados vive con los padres biológicos, mientras que un 18% reside con uno sólo de ellos. Un 15% pertenece, en cambio, a familias rehechas a las que se han sumado nuevos miembros.
Los datos revelan que los estudiantes criados con abuelos confiesan hablar más con ellos, realizan más actividades sociales, se muestran menos hiperactivos y se comportan mejor que los que viven alejados de los mayores. "Los efectos positivos se observan en los tres tipos de familias, pero son mucho más fuertes en los hijos de padres separados o los que tienen padrastros que en los que viven con ambos progenitores biológicos", destacan los investigadores.
Pese a que como todos los "trabajos el estudio tiene sus limitaciones, los hallazgos se corresponden con las hipótesis establecidas en la literatura científica que hablan de las consecuencias que tiene para el adolescente crecer lejos de uno de los dos progenitores. Los abuelos se identifican como una fuente capaz de moderar las influencias negativas de las familias separadas o con múltiples transiciones", rezan las conclusiones.
Los médicos deberían valorar "el trabajo con todos los miembros de la familia para fortalecer las relaciones entre ellos", insisten los autores. Las instituciones públicas, como los colegios o los centros de asistencia social "deberían reconocer el valor de los mayores en el soporte emocional de los adolescentes, en sus vidas, especialmente en las de aquéllos de familias desestructuradas", comentan los científicos israelíes.
Las buenas noticias de esta investigación se suman a los datos aportados en estudios recientes en los que se ha constatado que la salud mental de los abuelos también mejora cuando se les da la oportunidad de responsabilizarse de sus nietos.
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