Siénteme, teclear en la oscuridad, bajo la eternidad, de letras sin parar. Una pantalla, música, bajar por mis venas, en pulsos, hasta letras que aparecen y me retroalimentan. ¿A qué esperas? ¿A gritar en medio de la madrugada y romper el silencio? No vas a conseguir nada. Por ello, el paso, en constante, es mi grito, que te quiebra y rompe en dos. No puedes luchar contra el que tiene una “fuerza de voluntad inquebrantable“. Y me levanto, a pesar de todo, cada mañana con más fuerza si cabe… y me rindo cada noche, ante la batalla imposible contra el deterioro de mi cuerpo, y la necesidad de descansar.
Porque, si lo que quieres es que vaya a tu propia casa y te pegue, tranquilo, que eso quiere decir que voy por buen camino.
Porque la especie humana no es mi guerra, pero el tiempo, ese… ese, es mi eterno enemigo.
FRANCISCO GÁLVEZ
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