En vísperas de este día nuevo que comienza,
estás más emotivo que de costumbre, y te veo tan sensible
que no puedo dejar de observarte... me emocionas.
Hoy deseo dedicarte una líneas:
Quiero pedirte disculpas por estar siempre cargándote
con penas justificadas... y de las otras también...
Y como tú nunca te quejas,
ya se me está haciendo una costumbre
contar con tu fuerza constante,
permanente y hasta rutinaria... y tengo que analizarlo.
Hoy te siento distinto, y comprendo que tu trabajo
de cada día no es nada rutinario, ¡Eres mi todo!
¡Eres la vida misma que no se detiene!
¡Eres el templo de mis sentimientos más genuinos!
¡Eres el depósito de mis recuerdos: dulces y amargos!
¡¡¡Eres Mi Querido Corazón!!!
¡¡Por Dios!!, ¡cuánto trabajo tienes!
Debo valorarte mucho más porque estoy comprendiendo que,
siendo del tamaño de mi puño, guardas dentro tuyo
todo el Universo de mi Vida.
Soy consciente que algunas veces no te escucho,
y que cuando actúo desoyéndote,
después te sientes muy triste, y ambos la pasamos bastante mal...
Sé que muchísimas veces me enojo contigo,
y sin embargo, sigues firme, acompañándome, estimulándome...
¿Cómo no agradecerte
si estás pendiente de mis pasos?
¡¡¡Qué bueno!!! ... ¡¡¡Adelante!!! ... ¡¡¡Cuidado!!! ...
Eres el que me invita, con cautela o con bríos, a ser pionero de mi camino.
¿Cómo no agradecerte, si desde el principio y hasta el final,
a pesar de todo, siempre estás conmigo?
Anda, corazón, que yo te sigo aunque por tí muera ..