.•:*¨☆ LA BOLSA DE AGUA CALIENTE ☆¨*:•.
Una noche yo había trabajado mucho
ayudando a una madre en su parto;
pero a pesar de todo lo que hicimos,
murió dejándonos un bebé prematuro
y una hija de 2 años,
nos iba a resultar difícil
mantener al bebé con vida
porque no teníamos incubadora
(¡no había electricidad para hacerla funcionar!),
ni facilidades especiales para alimentarlo.
Aunque vivíamos en el ecuador africano,
las noches frecuentemente eran frías
y con vientos traicioneros.
Una estudiante de partera
fue a buscar una cuna
que teníamos para tales bebés,
y la manta de lana con la que lo arroparíamos.
Otra fue a llenar la bolsa de agua caliente.
Volvió enseguida diciéndome irritada
que al llenar la bolsa, había reventado.
La goma se deteriora fácilmente
en el clima tropical
"¡Y era la última bolsa que nos quedaba!",
exclamó y no hay farmacias
en los senderos del bosque.
"Muy bien", dije,
"pongan al bebé lo más cerca posible del fuego
y duerman entre él y el viento
para protegerlo de éste.
Su trabajo es mantener al bebé abrigado".
Al mediodía siguiente, como hago muchas veces,
fui a orar con los niños del orfanato
que se querían reunir conmigo.
Les hice a los niños varias sugerencias
de motivos para orar
y les conté del bebé prematuro.
Les dije el problema que teníamos
para mantenerlo abrigado y les mencioné
que se había roto la bolsa de agua caliente
y el bebé se podía morir fácilmente
si tomaba frío.
También les dije que su hermanita de 2 años
estaba llorando porque su mamá había muerto.
Durante el tiempo de oración, Ruth,
una niña de 10 años oró
con la acostumbrada seguridad
consciente de los niños africanos
"por favor Dios",
oró "mándanos una bolsa de agua caliente.
Mañana no servirá porque el bebé
ya estará muerto.
Por eso, Dios MANDALA ESTA TARDE".
Mientras yo contenía el aliento
por la audacia de su oración la niña agregó:
"y mientras te encargas de ello,
¿podrías mandar una muñeca para la pequeña
y así pueda ver que Tú le amas realmente?".
Frecuentemente las oraciones de los chicos
me ponen en evidencia.
¿Podría decir honestamente
"amén"
a esa oración?
No creía que Dios pudiese hacerlo.
Sí, claro, sé que El puede hacer cualquier cosa.
Pero hay límites ¿no?,
y yo tenía algunos GRANDES "peros..."
La única forma en la que
Dios podía contestar
esta oración en particular,
era enviándome un paquete
de mi tierra natal.
Había ya estado en Africa casi 4 años
y nunca jamás recibí un paquete de mi casa.
De todas maneras,
si alguien llegara a mandar alguno,
¿quién iba a poner una bolsa de agua caliente?
A media tarde cuando estaba enseñando
en la escuela de enfermeras,
me avisaron que había llegado un auto
a la puerta de mi casa.
Cuando llegué el auto ya se había ido,
pero en la puerta había un enorme paquete
de once kilos.
Se me llenaron los ojos de lágrimas.
Por supuesto, no iba a abrir el paquete yo sola,
así que invité a los chicos del orfanato
a que juntos lo abriéramos.
La emoción iba en aumento.
Treinta o cuarenta pares de ojos estaban
enfocados en la gran caja.
Había vendas para los pacientes
del leprosario y los chicos parecían
estar un poco aburridos.
Luego saqué una caja con pasas de uvas variadas,
lo que servía para una buena tanda de panecillos
el fin de semana.
Volví a meter la mano y sentí...
¿sería posible?, la agarré y la saqué...
¡Sí, era UNA BOLSA DE AGUA
CALIENTE NUEVA!
Lloré... Yo no le había pedido a Dios
que mandase una bolsa de agua caliente,
ni si quiera creía que El podía hacerlo.
Ruth estaba sentada en la primera fila,
y se abalanzó gritando: "¡Si Dios mandó
la bolsa, también tuvo que mandar la muñeca!".
Escarbó el fondo de la caja y sacó
una hermosa muñequita.
A Ruth le brillaban los ojos.
Ella nunca había dudado.
Me miró y dijo: "
¿puedo ir contigo a entregarle la muñeca a la niñita
para que sepa que Dios la ama de verdad?".
Ese paquete había estado en camino por 5 meses.
Lo había preparado mi antigua escuela dominical,
cuya maestra había escuchado y obedecido
la voz de Dios que la impulsó a mandarme
la bolsa de agua caliente,
a pesar de estar en el ecuador africano.
Y una de las niñas había puesto una muñequita
para alguna niñita africana cinco meses antes
en respuesta a la oración de fe de una niña
de 10 años que la había pedido esa misma tarde.
Esto nos habla de la fuerza que tiene la oración
que se hace con fe y confianza.
Y tú ¿tienes esa confianza?...
¿tienes esa actitud de fe al orar?
(A./D.)
)
Bendiciones!!!
.Alex & Odris .
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