Podemos hablar de “adicción a la evitación” cuando una persona desarrolla
un patrón repetitivo que se pone en marcha cuando conoce a una nueva persona
y que impide que, por temor, establezca una relación de confianza con ella.
vez la palabra “adicción” te suene un poco fuerte,
embargo, no sólo se usa para sustancias (como las drogas)
también a las actitudes y situaciones. Así, las personas que desarrollan este patrón se caracterizan por:
-Evadir la relación de pareja, es decir, que siempre buscará una excusa para no conseguir
novio/a o se llenará de actividades y tareas para “explicar que no tiene tiempo para el amor”.
-Si ya tiene pareja, evita todo contacto íntimo o sexual con ella, usando diferentes
técnicas para distanciarse.
-Es una persona con dependencias emocionales que buscará a otro similar
para entablar una especie de relación.
Habrá muchas escenas de celos, discusiones, problemas, etc,
ya que esta pareja se forma con dos personas con diferentes necesidades.
-Puede buscar también a una persona “complemento”, es decir,
un adicto al amor, lo que también creará un ambiente poco propicio para la felicidad.
-Tiene miedo a ser abandonado porque eso le ha ocurrido en otro momento de su vida.
No siempre se trata de un abandono por parte de una pareja,
también puede ser sus padres (uno solo o los dos), un familiar muy querido, etc.
-Tiene temor a involucrarse para no salir lastimado o herido.
El pensamiento habitual es “si no intimo, no me lastimará”.
-Puede querer tener absoluto en el aspecto económico,
Habitualmente busca tener la razón, usar la fuerza física,
todo ello para mantenerse controlado y evitar ser dejado o engañado.
-Puede tener otras adicciones como son el juego,
las drogas, el alcohol, el tabaco, los fármacos, etc.
Así busca otro tipo de intensidad fuera de las relaciones de pareja.
-Establece relaciones poco igualitarias donde hay mucho sufrimiento, peleas y reconciliaciones,
para volver otra vez a empezar el “círculo vicioso”,
incluyendo promesas y juramentos que no cumplirá.
relaciones cuentan con una gran dosis de emocionalidad, tal como subir a la montaña rusa.
-Creen que el amor tiene que ser “blanco o negro”, no hay grises, siempre es felicidad o tristeza.
Se dan las manipulaciones, los juegos de poder, los dolores, reconciliaciones, peleas,
rupturas, separaciones, etc.
Además, verán a las parejas “normales” como que no lo son en lo absoluto.
-Les gusta asumir el rol de “rescatista” del otro, de “salvador”.
-Si nota que la otra persona está demasiado enamorada de ella perderá su interés
y seguramente intente escapar pero sin avisar, por lo que dejará a la pareja perpleja y dolida.
Considerará que es necesaria la desvinculación porque ya no hay
adrenalina o emoción como al principio.
-Le gustará hacerse el interesante, crear juegos de poder, ser el “líder dominante”,
aunque en realidad, esté “tapando” sus debilidades.
-Hablará poco de lo que siente, ya sea con la pareja, como con amistades o familiares.
Levantará muros para que no le pregunten sobre su intimidad y sentimientos.
Cambiará automáticamente de tema cuando alguien quiera saber ¿por qué estás solo? O ¿desde cuando se conocen con “fulanito”?
-Puede llegar a tener varias relaciones en simultáneo para poder evitar
ser abandonado o el dolor que ello le ocasionaría en su corazón.
Este tipo de trastornos como es el miedo al amor o la adicción al enamoramiento
pueden ser tratados por un psicólogo. El primer paso es que la persona se de cuenta que tiene
un problema y busque ayuda profesional. Es probable que alguien cercano y que pueda influir
sea el encargado de explicarle qué es lo que observa con sus actitudes.
Lograr una coherencia emocional no siempre es fácil, mucho menos cuando se ha sufrido en demasía antes.
Es bueno saber que no todas las relaciones y las personas son iguales y
que por más de que uno antes pudo herir,
el próximo no lo hará indefectiblemente