POR ESO LLEVO UN DINOSAURIO
Un cuento para padres e hijos.
Salía de mi casa en el auto para hacer una diligencia cuando vi que mi hijo
se me acercaba corriendo, con los ojos brillantes de emoción.
-Te tengo un regalo, papá.
-¿De veras?- le dije, molesto porque me estaba demorando.
Abrió sus deditos para mostarme, lo que para un niño de cinco años,
es un verdadero tesoro.
-Los encontré y son para ti.
En aquellas manitas había una canica, un pequeño cochecito de carreras,
una liga de hule rota y otras cosas que no recuerdo.
-Tómalos, papá, son para ti- dijo mi hijo orgullosísimo.
-En estos momentos no puedo, hijo, tengo que irme. ¿Por qué no me los
guardas en el garaje?
Su sonrisa se desvaneció, y desde el momento en que me alejé, empecé
a sentir remordimientos. Más tarde cuando regresé, le pregunté a mi hijo.
-¿Dónde están esos regalos tan bonitos que me ibas a dar?
-Creí que no los querías y se los di a mi amigo Adam.
Adam vive cerca, y me imaginé al pequeño recibiendo con más gratitud
aquellos tesoros. La decisión de mi hijo me dolió, pero la merecía.
Al acercarse la Navidad le dimos dinero a los niños para que compraran
regalos en una feria de artesanía escolar.
En la mañana del día de Navidad mi hijo insistió en que abriera primero
su regalo. Lo hice y, de verdad, nunca había recibido nada tan hermoso.
Yo ya no miraba el regalo con los ojos de un hombre de 33 años, cansado,
sino con los ojos vivaces de un niño de cinco.
Era un tiranosaurio verde, de plástico. Mi hijo, emocionado me dijo que
lo mejor del tiranosaurio era que sus patas delanteras hacían de sujetadores,
así que yo podría llevarlo siempre prendido a la ropa. Su mirada reflejaba
expectación y amor, tan esencialmente inocentes, como sólo puede verse en
ojos muy jóvenes.
Así que le dije que sí, que era un regalo maravilloso, que había acertado al elegirlo
y me prendí el dinosaurio en la solapa.
Si usted ve a un adulto con una burda corbata de papel o un tatuaje absurdo,
no lo compadezca. si le dice que se ve ridículo, él le contestará: "Puede ser que
sí; pero tengo un hijo de cinco años que piensa que soy lo máximo, y por nada
del mundo me lo voy a quitar."
Por eso llevo un dinosaurio de plástico.
Dan Schaeffer
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