Tengo congojas que no se dejan sosegar y una avidez que ni tiene precepto al asecho.
¿Con qué evitarlo? Si con el sólo hecho de verte me nace esta excitante ilusión que me hace perder la cordura y la convicción de sed que llega de saciar de tu cuerpo y de tus labios su afabilidad…
Y decirte en aquel momento cuánto te quiero y cuánto te amo en realidad, porque he de hay la verdad y la arrogancia y la apacibilidad del alma también de quien ama…
Porque amor es: Dar sin esperar nada, animo en la murria, y dar la vida y dotar alegría, es gozar lo idílico, sin contar los días ni las mías.
Desconozco el autor
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