Me miras
y mis ojos se hacen dueños de tu brillo,
mi alma se calienta,
tu imagen embelesa mis sentidos;
no soy yo,
un tatuaje es mi lento recorrido,
vivo y muero en tu noviembre,
mi pecado es lo prohibido.
Me sonríes
y el tiempo se detiene en un instante,
la miel de tu cabello
es mi plegaria en el silencio;
no soy yo,
es mi mente que se eclipsa con mirarte,
vivo y muero entre pulseras,
mi pecado está en soñarte.
Me hablas
y mi espacio se aligera por tu aliento,
un beso imaginario mi boca lo deleita;
no soy yo,
son mis manos que deliran por tus vientos,
vivo y muero en tus cadenas,
mi pecado es lo que siento.
En la biblia de mi vida
se eterniza tu argumento,
eres tú mi redención,
eres tú mi salmo abierto.
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