Salió Judas... Y era de noche
Nuestro egoísmo siempre ensombrece.
El ego, la ambición, el deseo de protagonismo siempre ensombrece.
Esa fue la noche de Judas.
Y esas son nuestras noches cuando buscamos el protagonismo, la codicia, ser más que los demás...
entonces es de noche.
El silencio da luz y claridad, porque en el silencio se diluye ese deseo de pretender, de codiciar.
El silencio es la luz de nuestra conciencia.
La noche es nuestro ego.
La luz es el silencio.
La oscura noche es nuestra superficialidad y la pulcra luz es el silencio.
Nuestra superficialidad todo lo vuelve opaco.
El silencio todo lo vuelve transparente.