Toda la gente estaba feliz y sonriente.
Todos estaban emocionados por los regalos,
se los intercambiaban unos con otros.
Pero José, no quedó alguno para nuestro Hijo.
¿Sabes? Creo que ni siquiera lo conocen,
pues nunca mencionaron su nombre.
¿No te parece extraño que
la gente se meta en tantos problemas
para celebrar el cumpleaños de alguien que ni siquiera conocen?
Tuve la extraña sensación de que si nuestro
Hijo estuviera en la celebración hubiese sido un intruso solamente.
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