Ser mordido por un vampiro
Es ésta la forma más famosa y expeditiva para convertirse en un habitante
de la noche. No obstante, tampoco aquí todos los especialistas están de
acuerdo: algunos sostienen que es imprescindible que se produzca la muerte
del ser humano atacado para que su naturaleza se convierta en la de un
vampiro, y que basta con ello, mientras que otros afirman que el vampiro
puede transmitir a voluntad sus características, por lo que sólo aquéllas
víctimas que el vampiro escoja lo seguirán. Las que él rechace pasarán a
ser simples y lamentables ghouls o gules, criaturas torpes destinadas a
actuar como humildes y espantosos servidores del vampiro.
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