Cuentan por ahí que cierto día una serpiente empezó a perseguir a una Luciérnaga. La pobre luciérnaga trataba de escapar rápidamente, tenía bastante miedo; pero la feroz serpiente que la perseguía no estaba dispuesta a dejarla vivir.
Voló velozmente por un día, pero atrás de ella seguía la serpiente. Voló rápido otro día, y la continuaban persiguiendo. Otró día más, y ahí estaba su perseguidora.
Ya cansadísima, la luciérnaga se detuvo y le preguntó a la serpiente:
¿Acaso te alimentas de luciérnagas?
No
¿Hice acaso algo que te lastimara?
No
Entonces, ¿Por qué deseas terminar conmigo?
- Porque no soporto ver cómo brillas…
MORALEJA: Siempre habrá víboras que, por envidia, intentarán destruirte. Cuídate de ellas, pero no dejes nunca de brillar sinceramente y de volar muy alto. Las víboras no podrán alcanzarte a cierta altura y tendrán que seguir reptando y punto, que es justo para lo que Dios las creó.
La envidia es el peor de los pecados, el más nefasto entre los sentimientos. Aunque te sientas presa de la envidia de otros, nunca dejes de brillar: continúa siendo tú mismo, dando lo mejor de ti, ahciendo lo mejor que sepas, sin permitir que te hieran y te lastimen…y tu luz seguirá intacta.