La importancia de avanzar lento pero seguro
A mucha gente le sucede que cuando necesita iniciar un proyecto nuevo, simplemente se paraliza, no avanza, y termina por dejarlo a un lado con un sentimiento de fracaso Y esto sucede con más frecuencia cuando se desconoce el tema, o cuando simplemente resulta muy difícil de llevar a cabo. Desde la visión de estas personas, el mundo se les “cierra” y no hay poder humano que los convenza de que, si de verdad se lo proponen, lo pueden lograr.
Pero claro, a veces no basta solo con que uno se proponga hacer algo; es que simplemente no se sabe por dónde empezar… Así que tener claro por dónde comenzar es un punto clave que nos llevará a avanzar y, eventualmente, concluir lo que uno se propone como objetivo en el camino
Concentración
Uno de los factores que ayudan a moverse hacia la meta deseada es, sin duda, concentrarse en ella. Nadie puede lograr un objetivo si no se concentra en lo que desea. Eso tendría que ser, quizá, lo primero a tener en cuenta: concentrarse en el objetivo.
El enfoque permite hacer lo que se quiere en la vida, aplicar toda la información o experiencia (que tienes o que puedes adquirir) para lograr aquello que quieres hacer. Saber cómo hacerlo, pero no concentrase en ello, es lo que lleva a mucha gente a la frustración, pues de nada te sirve tener el conocimiento si no te concentras en aplicarlo cuando lo necesitas.
Es fácil darse cuenta de que cuando estás abrumado, tu mente está dispersa y te resulta más difícil concentrarte. Y esto suele ocurrir con mayor frecuencia cuando se trata de resolver un gran proyecto. Pero si logras concentrarte, puedes encontrar la solución a un problema en mucho menos tiempo. La concentración en todo lo que haces te va a permitir ver un progreso consistente en eso que te propones. Tratar de avanzar sin concentrarse es, a la larga, un desperdicio de tiempo que casi siempre desemboca en sentimientos de frustración.
Las maravillas del cerebro
Si tu problema es precisamente lograr la concentración y el enfoque, no tienes de qué preocuparte, pues eso puede tener solución. Según los estudiosos del cerebro humano, hay varias formas de poder concentrarse y cambiar los malos hábitos que te lo impiden. Todo es cuestión de consistencia.
Así se producen los hábitos, los buenos y los malos: con consistencia. Si todos los días te despiertas a la misma hora, año tras año, porque así tienes que hacerlo, te será difícil hacerlo de otra manera, pues tu cerebro tiene registrada esa acción y simplemente tiende a repetirla consistentemente. Y aunque no resulte tan fácil, esos hábitos pueden suprimirse o cambiarse por otros.
Si ves la cuestión de esta manera, el proceso puede resultarte menos frustrante y, a su vez, un poco más fácil de identificar por donde puedes avanzar: ir suprimiendo los malos hábitos y concentrarte en otros que te ayuden a cumplir tus metas.
No se cambia de la noche a la mañana
Pero no quieras cambiar de un día para otro… Tu cerebro no funciona de esa manera. Si quieres empezar a dejar los malos hábitos, proponte hacerlo poco a poco. La mayoría de las veces funciona mejor cuando lo haces poniéndote pequeñas metas, que si te propones cambios de 180 grados.
Esos pasos que pueden parecer insignificantes te harán avanzar hasta llegar a tu objetivo. Por eso, lo más importante es no dejar nunca de caminar, no abandonar jamás el camino ni tus sueños. Es mejor avanzar lento, pero seguro.