El Carnaval es una fiesta movible
entre los meses de febrero y marzo.
El nombre de la palabra viene del latín
carnen levare,
que significa «quitar la carne»,
es por eso que se dice que las fiestas
carnestolendas son las fiestas de la carne.
Esta celebración es de origen muy antiguo;
mucho antes de la era cristiana
existe referencia de su celebración
en las diferentes culturas europeas.
En Roma se celebraba con el nombre de saturnalia
y estaba relacionada con el comienzo
de la primavera.
Con la instauración del cristianismo en Europa
y la imposición de la cuaresma,
período que comienza a contarse
a partir del Miércoles de Ceniza,
la festividad del Carnaval se colocó
en los tres días anteriores a esta fecha
en los que el pueblo
se entregaba a todos los placeres
que debía renunciar al iniciarse la cuaresma.
Para la edad media,
estas festividades habían
alcanzado gran popularidad en Francia,
Alemania, España y sobre todo Italia,
como el Carnaval de Venecia,
que ha mantenido su fama desde
la Edad Media hasta nuestros días.
En la actualidad,
en Europa son famosos los carnavales de Venecia;
Niza, en Francia; Baviera, en Alemania
y los de Santa Cruz de Tenerife en las
Islas Canarias.
En América tienen gran renombre los de
Nueva Orleans,
en Estados Unidos;
los de Río de Janeiro, Brasil y los de Aruba
, Antillas Holandesas.
En Venezuela la tradición llegó
junto con la conquista
y se practicaba la costumbre de jugar con agua
y todo tipo de sustancias como
huevos, azulillo, etc.
Con la llegada del Obispo Diez
Madroñero a Caracas,
en el siglo XVIII,
los carnavales se convirtieron
en tres días de rezos, rosarios y procesiones,
por considerar el Obispo
que eran fiestas pecaminosas.
Al arribar el Intendente José Abalos,
volvió nuevamente el carnaval a Caracas,
aunque de forma más refinada,
celebrándose con comparsas,
carrozas, arroz y confites,
dejándole a los esclavos y a la plebe los
juegos con agua y sustancias nocivas.
Así llegó al siglo XX
la tradición en Venezuela
con carrozas, disfraces,
bailes populares y en salones refinados.
A mediados de los años cincuenta
y hasta finales de los sesenta,
apareció un nuevo elemento:
las famosas
«negritas»,
quienes escondían la identidad en el disfraz
para disfrutar sin complejos de la festividad.
En la actualidad,
casi está a punto de desaparecer
esta tradición, sobre todo en la capital,
pues no es de obligación el asueto,
y los que no trabajan salen fuera de la ciudad.
Son famosos en Venezuela los Carnavales de
El Callao, en el Estado Bolívar,
donde la inmigración antillana agregó al calipso
elementos como el cuatro y maracas,
y al compás del Ambakaila
de la Negra Isidora (ya fallecida)
han mantenido la tradición.