La pequeña Estrella *
Érase una vez una pequeña estrella que era un poco tímida y no tenía muy claro cuales eran sus aptitudes, pensaba que no tenía luz suficiente para iluminar, y miraba a las demás estrellas con admiración, valorando toda la luz que eran capaces de dar.
Esa luz observaba que estaba muy cerca de la Luna, y siempre pensaba con alivio, menos mal que estoy cerca de ella, porque así me puedo aprovechar de su luz, y quizás se me pegue un poquito. De hecho, toda su ilusión era acercarse más a la Luna para poder aprender más de ella y sobre todo, para poder admirarla mejor.
Durante todo ese tiempo, cuando había noches de nubes, ella aprovechaba para esconderse y poder así admirar la valentía de aquellas que luchaban por llevar su luz a la Tierra. En las noches claras y limpias en las que la Luna no aparecía, mostraba su luz vergonzosa y pensando que los demás ni se habrían enterado de que estaba allí.
Un día, vio que algunas estrellas se reunían en corro y cuchicheaban algo mientras se les escapaban algunas miradas hacia ella. Ella pensó: ¿qué habré hecho mal? Seguro que mi luz es muy pequeña y ninguno sabe como decirme que mejor sería que me escondiera tras la Luna de una vez.
Un día decidió acercarse a la Luna y le dijo:
- Hermana Luna, me dejas que me esconda tras de ti? Es que creo que no tengo nada que mostrar y creo que así estaré más cerca de ti y podré, al menos, admirar tu brillo.
La Luna la miró extrañada y le dijo:
- Llevo toda mi vida observando tu brillo, y en realidad no he dejado ni por un momento de soñar con parecerme un poco a ti, ¿y tú me dices que quieres aprender de mi?
La estrella le respondió:
- ¿Cómo? ¿Qué tú te quieres parecerte a mí? ¿pero por qué? Si tu luz es la más grande de todas?
La Luna, con lágrimas en los ojos le dijo:
- Mi luz, la luz que tu admiras es solo el reflejo del Sol, que yo intento aprovechar para dárselo a los demás con la ilusión de que les sirva de algo. En cambio, tú eres distinta a las demás, no sólo eres la que mas brilla entre las estrellas, sino que, además, no eres siquiera una estrella. Eres un cometa, una estrella fugaz que los más sabios entre los hombre de la Tierra vienen buscando. Porque de ti hablan las Sagradas Escrituras. Fuiste creada por Dios para una misión muy importante: Tu luz es la admiración de las estrellas porque tú, serás recordada durante todos los tiempos como "La Estrella de Belén". Solo en la sencillez de tu timidez mostraste a los hombres el lugar donde "la LUZ de Luces" alumbraría a todos los hombres de todos los tiempos. Que tu luz nunca se apague para que sigas mostrando el camino para llegar a Jesús.