- Bueno te cuento. Creía que mi esposo me estaba engañando, así que regresé temprano a la casa y lo encontré muy tranquilo viendo tele. Salí corriendo al garaje y no encontré nada. Luego fui al patio y nada. Subí corriendo a la segunda planta y nada. Cuando venía bajando las escaleras me dio un infarto de la alegría que no me era infiel y morí.