Una mañana alguien llamó a la puerta de Luis. Al abrir la puerta,
encontró a un hombre con herramientas de carpintero.
-"Estoy buscando trabajo por unos días", dijo el extraño,
"quizás usted requiera algunas pequeñas reparaciones aquí en su granja
y yo pueda ser de ayuda en eso".
-"Sí", dijo el mayor de los hermanos, "tengo un trabajo para usted.
Mire al otro lado del arroyo, en aquella granja vive mi vecino, bueno,
de hecho es mi hermano menor.
La semana pasada había una hermosa pradera entre nosotros pero él
desvío el cauce del arroyo para que quedara entre nosotros.
Él pudo haber hecho esto para enfurecerme, pero le voy a hacer una mejor.
¿Ve usted aquella pila de desechos de madera junto al granero?
Quiero que construya una cerca de dos metros de alto,
no quiero verlo nunca más." El carpintero le dijo: "creo que comprendo la situación".
El hermano mayor le ayudó al carpintero a reunir todos los
materiales y dejó la granja por el resto del día para ir por provisiones al pueblo.
Cerca del ocaso, cuando el granjero regresó, el carpintero justo
había terminado su trabajo.
El granjero quedó con los ojos completamente abiertos, su quijada cayó.
No había ninguna cerca de dos metros.
En su lugar había un puente que unía las dos granjas a través del arroyo.
Era una fina pieza de arte, con todo y pasamanos.
En ese momento, su vecino, su hermano menor, vino desde su granja y abrazando
a su hermano mayor le dijo: -"Eres un gran tipo, mira que construir este hermoso
puente después de lo que he hecho y dicho".
Estaban en su reconciliación los dos hermanos, cuando vieron que el
carpintero tomaba sus herramientas. -"No, espera".
"Quédate unos cuantos días, tengo muchos proyectos para ti",
le dijo el hermano mayor al carpintero.
"Me gustaría quedarme", dijo el carpintero, "pero tengo muchos puentes por construir".