tendría que ser un tiempo
para “ayunar” alegremente de ciertas cosas
y también para “hacer fiesta” de otras.
En este tiempo deberíamos:
- ayunar del juzgar a los demás y
festejar que Dios habita en ellos.
ayunar de fijarnos siempre en las diferencias
y hacer fiesta por lo que nos une en la vida.
ayunar de las tinieblas de la tristeza
y celebrar la luz.
ayunar
de pensamientos y palabras enfermizos
y alegrarnos
con palabras cariñosas y sanadoras.
ayunar de desilusiones
y festejar la gratitud.
ayunar de la rabia
y festejar la paciencia santificadora.
ayunar de pesimismos,
vivir la vida con optimismo
como una fiesta continua.
ayunar de preocupaciones,
quejas y egoísmos;
festejar la esperanza
y la Divina Providencia.
ayunar de prisas y agobios;
hacer fiesta en oración continua
a la Verdad Eterna.