La vida... el escenario por excelencia.
Está en nosotros dar el máximo,
para que nuestro papel sea bien realizado;
aportando nuestro arte al servicio de los demás.
El amor, es como un ser humano; no podemos verlo,
ni tocarlo, sólo sentirlo, pero necesita aire, alimento,
y agua como nosotros para seguir existiendo.
Le damos aire, cuando damos espacio a la persona que amamos;
sin intentar cambiarle, dejándole ser su propio yo;
aceptándole con sus defectos y virtudes;
dejando libre parte de su tiempo para que se desarrolle
y pueda acrecentar su esencia día a día.
Hagamos que esa persona nos extrañe,
que pueda canalizar sus sentimientos y
sentir que somos importantes en su vida.
En otras palabras, no lo ahoguemos exigiendo
todo el tiempo para nosotros, o con celos enfermizos.
Tenemos que conocer nuestros límites.
Reflexionemos en ello y las relaciones
entre las personas que amamos, mejorarán.
Hay momentos para todo.
Recuerda que cada persona tiene sus propios problemas.
Intenta conocer sus gustos, también sus disgustos.
Lo más importante, es no caer en la rutina.
Haz que cada día sea diferente al anterior;
a veces es difícil lograr esto,
pero poniendo de nuestra parte,
aunque se haga lo mismo, se verá diferente.
Eso no quiere decir que no le cuentes tus preocupaciones,
todos necesitamos apoyo en algún momento,
y quién mejor que esa persona a la que tanto amamos,
y que nos ama, pero, no le ahoguemos. Recuerda,
la chispa siempre tiene que permanecer encendida...
JOSE UN BESO AL CIELO....
tú me has enseñado a quererte
con los ojos, con el alma,
sin palabras y en secreto.
¡TE QUIERO!