UNA MIRADA A TU INTERIOR
Actualmente se busca el éxito a cualquier precio, pero, ¿puede una mujer realizarse y ser feliz viviendo los valores? Atrévete a descubrirlo.
Propósitos, propósitos, muchos propósitos: hay que bajar de peso, prepararse más profesionalmente, hacer más dinero, encontrar el amor que llenará la vida. ¿Están tus propósitos orientados a enriquecer la vida de otros? ¿Los propósitos que tal vez ya escribiste en tu diario anuncian que crecerás como mujer, que serás más amiga, mejor hermana y más ciudadana? ¿Por qué tienes propósitos que suenan a vacío? ¿Qué esperas para decidirte a evolucionar como mujer definitivamente?
Trata de pensar en tu propia vida. Si es posible, hazlo frente a un espejo e intenta ver a través del telescopio de tu propia mirada. ¿Qué ves? Si lo que observas es un corazón herido, pensamientos negativos e indiferencia hacia los demás, y sobre todo, una imagen gigantesca de ti misma, debo decirte que eso se llama egoísmo femenino, el que se busca a sí misma y sólo piensa en ella: “tus” planes, “tus” proyectos, “tus éxitos”...
El deseo de ser amada, apreciada, aceptada y hasta popular, está bien siempre y cuando no te quite la paz, es decir, que no sea el fin de tu existencia el ser reconocida y figurar, o por el contrario, dolerte y deprimirte cuando sientes que las personas no te aprecian como tú quieres.
Se debe estar serena mientras se está esperando la realización de un sueño, sin apresurar y forzar las situaciones; nuestra vida adquiere mayor sentido cuando tenemos paciencia y perseverancia para lograr nuestros objetivos. ¿Cómo hacerlo? Enfócate en dar lo mejor de ti misma, primeramente a tu familia; mejora tu desempeño profesional en el trabajo; preocúpate por lo que pasa en tu país... Aunque eso que tanto anhelas todavía no llegue o tarde en realizarse (planes, proyectos, propósitos), es deber de mujer llevarlo con coraje y sobre todo sabiduría. Debes aprender a esperar y a sentirte feliz.
Hoy no hay muchas mujeres sabias. ¿Sabes por qué? Porque desde pequeñas queremos ser como las “barbies”. Otras que desde los 13 años jugamos a ser princesas… Es un querer y querer para nosotras mismas. En ese querer no podemos aprender cómo se ama. La mujer que no aprende a amar no puede ser sabia. ¿Cómo lo va a ser si está preocupada en quererse a sí misma? ¿No te parece que esto provoca confusión? Así está la mujer de nuestros días: confundida, atormentada, encadenada. Es condescendiente, no tiene palabra, no sabe cómo se viven los valores, ni tiene la fuerza interior necesaria para darle dirección a la vida.
¿Por qué no nos cansamos ya de tanta revolución femenina? Hay que armarse de valor para poder decir con la intensidad y fuerza del corazón: “estoy aquí para ser una voz”. Una voz nueva, una voz comprometida, ferozmente convencida de formar una mujer nueva que deje de sentirse hastiada, frustrada, cansada y agotada de seguir siendo utilizada.
Pero antes de pensar que estamos a merced de los demás, debemos reconocer que nos utilizamos a nosotras mismas: utilizamos nuestra belleza, nuestros años y nuestros cuerpos según la conveniencia de nuestro ser femenino para lograr todo. Hoy, tener demasiados principios es tener demasiados estorbos para conseguir unos objetivos, esos objetivos tan poco humanos que nuestra época exige.
¿Qué significan los valores para la mujer de nuestros días? ¿Cómo le ayudan a una mujer moderna a triunfar? Y ¿qué es verdaderamente el triunfo y el éxito? ¿Quiénes son las mujeres exitosas? ¿Las que se desnudan sin inocencia alguna? ¿O las que se cubren y se deciden a vivir manteniendo la pureza de su cuerpo y espíritu?
Seguramente piensas que exagero, pero ése es precisamente el problema de la mujer de nuestra época: “Todo es relativo”, los valores son relativos, todo es según con el cristal con que se mire…. Me da risa y me provoca llanto, me da pánico y siento cólera al pensar que no nos decidamos a llevar una vida congruente, que inunde todos los ambientes con el calor que sólo una mujer puede transmitir, como modelos de integridad y de vivencia de los valores humanos.
Yo espero que tú sepas perfectamente lo que significa vivir con valores en nuestros días, que hayas aprendido a razonarlos, equilibrarlos y ahondarlos sin miedo alguno dentro de tu propia conciencia. Haz que despierte tu conciencia para dejar de vivir confundida y sepas para qué sirve ese corazón femenino que tanta falta hace a la humanidad.
D/A