Todas queremos ser bellas. Pero alcanzar la belleza es una utopía, pues siempre cambia de paradero aunque mantenga rasgos universales como la simetría de los rasgos, el color de ojos, la textura del cabello, la estatura y el grosor de los labios entre otros.
La belleza es como una mariposa que revolotea y no se queda quieta; cuando adquiriste la talla soñada, un grano atrevido reposa en tus mejillas, o el sol hace estragos en tu piel, el estrés debilita tu cabello; y en fin; siempre se acerca pero nunca parece quedarse.
Tal vez las mujeres nos volvimos demasiado exigentes con nosotras mismas y nuestra imagen. Hoy día ser físicamente “bella” es casi una obligación que impone la sociedad y que por supuesto todos aceptamos como un hecho sin cuestionar, ni refutar, ni chistar. ¿Para qué? ¿Hay algo mejor que ser bello?“¡Ser Rico!” –Diríamos en broma.
Sin embargo la belleza es algo tan interpretativo, que una puede ser bella para cierto grupo de gentes y para el resto no; o bien, responder a las necesidad filosóficas de un contexto histórico, ser reconocido y luego ignorado. La belleza es una experiencia individual.
Por eso se dice que no es bello lo que gusta sino lo que gusta es bello. ¿Sólo un jueguito de palabras? Yo creo que no; que es una bonita forma de recordarnos que las cosas no son como son sino como se miran. Y que como muchas otras cosas en la vida, siempre vamos a obtener parte de la aprobación, nunca la de todo mundo. Pero entonces ¿Por qué no conformarnos con la aceptación personal?
La belleza es una gran impostora, muestra una parte del todo, y nos hace creer que es lo único que existe; seduce porque es novedad, pero todo lo nuevo tarde o temprano se hace conocido. Cuándo eso sucede, ¿qué pasa? ¿Ha dejado de ser bella la belleza? ¿Por qué no causa la misma sensación?
La realidad de cada cultura, necesidad económica, y expectativa social, condiciona el concepto relativo de belleza. Si las modelos de ahora estuvieran en la Edad Media, su excesiva delgadez sería digna de abucheos.
Entonces…¿por qué nos preocupamos tanto por ser lindas?Y hablo por supuesto en un nosotros inclusivo; porque yo también amén de reflexionar quiero quitar siempre un poco más de lonjita; y cuando no hay más, ¡Me invento una! He descubierto que con la belleza nunca es suficiente.
Y cuando algo nunca es suficiente, estamos en serios problemas. Creo que debemos empezar a reflexionar sobre las cargas que elegimos día a día a conciencia guardamos en nuestras mochilas. Y aceptar quienes somos con todo lo que eso implica. Lo que nos gusta y lo que nos disgusta también; porque aunque queramos hacer de cuenta que no existe, existe. Forma parte de nuestra estructura de personalidad.
Entonces resumiendo, ¿qué es la belleza? “Un conjunto de creencias vinculadas con una sociedad y aceptada por ella como una verdad inquebrantable acerca de cómo deben mostrarse los seres humanos”. Si comprendemos esto con el corazón, nos daremos cuenta de que sólo son “interpretaciones” de unos cuantos que imponen una moda.¿Te das cuenta?
Sin embargo en todo este discurrir, podría atreverme a decir, que hay algo que nos convierte en eso de “toda mujer es bella” y es nuestra bendición de ser mujer. Es el reconocimiento de ser portadoras y dadoras de vida, de amor, de comprensión. De tener una estructura mental biológica diferente que hace que tengamos desarrollado un sexto sentido que nos permite descubrir al otro en sus sentimientos, de conocer lo que le pasa, de descifrar los gestos, de derrochar ternura, de sembrar pasión, amistad.
Enaltecer nuestras almas femeninas, y reconciliarnos con nuestro poder interno para brillar con nuestro sol íntimo y personal. Eso nos hace bellas, pues nos conecta con la esencia pura de lo que somos y eso se evidencia en el exterior.
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