"No te fíes ni un poco de la tristeza, no la dejes pasar ni por una rendija, no escuches sus arrullos, ni te cobijes
en ella cuando estés en la cama; échala de tu vida en cuanto la presientas. Ella se esconderá entre tus
viejas canciones, en los álbumes de fotos y en los tarros de perfume; tíralo todo, deshazte de ello.
La tristeza no es buena amante, te trae recuerdos que son mentiras y siempre te querrá sola.
Habitará primero en tus ropas y tus cabellos, y acabará doliéndote en los huesos. Cuando la tristeza te aprese
bajo su velo, álzate, salta, huye, camina, escapa. No te dejes paralizar por esa araña. Haz un regalo, ayuda a alguien,
construye algo bonito. Deja de pensar en ti. Ella no tiene poder fuera de tu ego. Y tú eres mucho más que un ego,
eres todo lo que amas, y todo el amor que has recibido y que recibirás. La tristeza no puede nada contra el amor,
ella solo entiende de desamores. Abrázate al amor y echa para siempre de tu cama a la tristeza".
Irela Perea
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