GUION DE LA BELLA DURMIENTE
Hay mujeres que viven el drama de la bella durmiente mientras esperan que las rescaten.
La Bella Durmiente aprende desde niña, a pensar en sí misma como una futura ama de casa. Sus juguetes son la tabla de planchar, la cocinita, el sacudidor; los carros, los complicados rompecabezas, los juegos de detectives o de inventos "no son para niñas".
Cuando llega a la pubertad adquiere la idea de que debe ser atractiva para los muchachos. Pasa horas encerrada en el baño probando peinados, maquillaje, ropa. Repasa revistas de modas y belleza buscando consejos para mejorar su figura, para no tener ningún olor, ningún granito y ser perfecta.
Mientras otras jóvenes de su edad hacen deportes, participan en grupos de teatro, scouts, desarrollan sus habilidades académicas, la Bella Durmiente se preocupa en proyectar su imagen de mujer joven y pasivamente femenina. Cuando se sienta o camina, cuida de mostrar un ángulo bonito de su figura. Deja de luchar con las Matemáticas y no toma clase de Física o Química. Si va a clases de Inglés o se matricula en una academia de Computación es para conocer muchachos. No piensa seriamente en desarrollarse en una carrera o ampliar se propio potencial, dice "¿Por qué debo estudiar? Puedo muy bien arreglármelas sin saber todo esto"
Hubo un tiempo en que este guión satisfizo a un gran número de mujeres, sin embargo aquellas que siguieron tal guión ahora aconsejan a sus hijas "No lo hagas, que no sea lo que yo hice".
A principios de siglo, la mujer tenía un promedio de vida de 45 años, por lo que aquellas mujeres centraban sus vidas en el crecimiento de sus hijos y el trabajo de la casa. La mujer de hoy puede esperar vivir hasta los 80 años y ¿cuál es su expectativa entre los 45 y los 80 años, cuando sus hijos ya crecieron?
Para la Bella Durmiente, el llegar a los 40 años, cuando todavía tendría la mitad de la vida por delante, su plan de vida ya concluyó prematuramente, ella termina sintiéndose inútil y acabada, sin nada importante que hacer, y algunas veces con ganas de suicidarse
Pero la Bella Durmiente PUEDE DESPERTAR. Sí, se puede aprender a disfrutar de la vida sin importar la edad; a los 16, 46 u 86 años, podemos señalarnos metas que se extiendan hasta la ancianidad.
Para empezar, podemos preguntarnos:
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¿Con qué actividad disfruto realmente?
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¿Cuáles son mis aptitudes?
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¿Para qué trabajo soy buena?
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¿Qué puedo hacer ahora mismo para empezar mi nueva meta de vida?
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¿Qué planes específicos puedo hacer para cuando cumpla 50 años, 70 años, 100 años?
D/AUTOR