Lo que hace mucho tiempo fue profetizado, lo que por largamente fue anunciado y aguardado, ya se está haciendo realidad.
Esta es la nueva luz del Sol naciente, que en todos los continentes sus rayos comienza a desplegar.
Su cálida y vibrante energía es fuente inagotable del más puro amor, el cual anuncia, dentro del centro de cada corazón, la luminosa llegada de la Era Dorada.
Dichosos los que sientan abrirse y con la Madre Tierra celebren el inicio de esta etapa celestial.
En consonancia con el incremento de esta vibración, millones de seres humanos comenzarán a emitir diferentes llamados a co-crear espacios en donde una nueva consciencia de unidad en la diversidad pueda plasmarse.
Será en esa mágica, creativa y muy sentida interacción que desde bien dentro surgirá una profunda y emotiva comunión, que pondrá de manifiesto que al vibrar desde el corazón gestamos armónicos y reluciente puentes conscientes entre la Tierra y el Sol.
Es ahora cuando cada uno comenzará a redescubrir cómo su particular manera de fluir hace la gran diferencia, ya que Acuario es la era cuyo contexto vibracional nos anima a sumar gotas de paz y amor, para dinamizar la corriente fresca y cristalina que transmuta la oscura sequedad de la desesperanza, en una potente alabanza que alienta el despertar.
De ese modo, todos juntos podremos recordar que elegimos vivir este período histórico para abrir el corazón y así brillar.
¿Podés imaginar lo que será contemplar el fruto de lo que con tanta pasión hemos sembrado? ¿Podés dimensionar lo que será cuando todos se reconozcan hermanos y dejen las armas para cimentar las bases de un mundo más sensible y desbordante de amor? Aún parece una utopía, pero tu alma viajera y la mía saben que ya no hay lugar para la deshumanización. Sólo hay que esperar que los primeros rayos del nuevo Sol atraviesen las gotas, creando un arco iris triunfal.
Ese momento de gloria quedará inmortalizado en la memoria colectiva como el florecimiento de una valerosa generación que, habiendo aprendido de lo vivido en el camino del dolor, supo abrirse, honrar y bendecir cada vivencia, para emprender con alegría y elevada consciencia la senda iluminada del amor.
Todos recordarán que el Sol naciente marcó el inicio de la esperada Era Dorada, que fue coronada por la bellísima luz crística que brotaba dentro de cada corazón.