Creo en la magia de la mirada positiva.
Esa que no implica negar lo que no nos gusta,
sino aceptarlo como es.
Pensar que dentro de todo estamos bien,
estamos vivos. Si bien a veces retrocedemos,
por lo general avanzamos.
Creo en el poder mágico de la escucha al otro.
Muchas veces solo necesitamos escuchar de corazón
para ayudar al otro a encontrar su propia solución.
Creo en la magia que tiene un abrazo lleno de amor,
fuerte, profundo y largo.
Creo en la magia que tiene un llamado inesperado,
que recibimos o que damos.
Creo en la conexión con otros que supera espacios,
límites, miedos y reservas. Y creo en el amor ilimitado.
Es que creo en la magia de la palabra GRACIAS
y de todas las palabras positivas,
tienen energía propia que sana.
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