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General: Cómo explicar la muerte a los niños?
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Respuesta  Mensaje 1 de 4 en el tema 
De: xania  (Mensaje original) Enviado: 01/11/2015 18:04



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En una sociedad tan reacia como la nuestra a hablar de la muerte, es inevitable que cuando nos enfrentamos a ella, lo hagamos de forma intuitiva y un tanto improvisada. Y si hay niños implicados, nuestra intuición -aunque bienintencionada- suele fallar.

Lo explica Nuria Javaloyes, psicóloga especializada en Psicoterapia Integral Relacional y Acompañamiento en el Duelo, quien actualmente trabaja en el Hospital Quirón de Torrevieja y como responsable de los grupos de Atención a la Pérdida y al Duelo de la provincia de Alicante en los tanatorios del grupo ASV. Javaloyes ha coordinado la elaboración de una guía publicada por la compañía de seguros Meridiano para que los padres puedan explicar (bien) la muerte a sus hijos.

Lo primero que destaca la doctora es que los niños entienden la muerte, aunque hay que atender a la edad y el grado de madurez de cada individuo y nunca se puede generalizar. «Uno de los momentos clave es a partir de los cinco o seis años, cuando el niño empieza a comprender el concepto abstracto de la irreversibilidad. Así, para los más pequeños, la muerte no es algo tan grave, porque no comprenden aún el significado de frases como 'para siempre' o 'nunca más'», indica.

Por ello, es interesante saber previamente si los niños ya han asimilado ese concepto para abordar el tema de una u otra manera.

Ocurre igual en la pre-adolescencia, una fase de cambios, en la que la muerte se entiende completamente, aunque ello no significa que se sepa afrontar. Hay que tener en cuenta que algunos niños son mucho más maduros que otros en esa fase, así como el hecho de que las niñas suelen desarrollarse emocionalmente de forma más temprana. «No existen recetas mágicas pero sí líneas generales y sabemos qué cosas funcionan y cuáles no», asegura la coordinadora de la guía.

Uno de los errores básicos es no hablar con los hijos de la muerte de un familiar ohacerlo con eufemismos y mensajes edulcorados, como «está de viaje» o «está en el médico». En opinión de Nuria Javaloyes esto se comprende por la tendencia generalizada de proteger (a menudo, sobreproteger)a los menores. «No les hacemos ningún bien, ya que no hablar de la muerte puede ser incluso contraproducente, no sólo en los niños sino en general. Al mismo tiempo, al hacerles partícipes estamos ayudándoles a que tengan recursos para afrontar la pérdida o el cambio, que tantas veces van a experimentar a lo largo de sus vidas», subraya.

Hay que dar la noticia cuanto antes, adaptando la verdad a la edad del niño y al grado de cercanía que tenga con la persona fallecida. «No es lo mismo el fallecimiento de un hermanito que el del abuelito que vive en Burgos y que sólo vemos en verano y en Navidad», apunta.

Observar sus reacciones o las preguntas que haga a partir de ese momento ayuda a comprender si el niño está atravesando de forma natural las diferentes fases de duelo o si precisa de un acompañamiento más directo. «La mayoría, me atrevería a decir que un 90% de los niños, tiene los recursos suficientes para afrontar un duelo igual o mejor incluso que lo hace un adulto», asegura Javaloyes.

En ningún caso, apunta la psicóloga, es aconsejable desplazar a los pequeños del entorno o de la familia. «Si el fallecido es una persona cercana, el cambio es brutal para todos. Y como todos los cambios, en los niños mejor si son de uno en uno. Es decir, si a esta circunstancia, de por sí complicada, añadimos llevar a nuestros hijos a casa de los tíos o que pierdan clases, estamos sumando pérdidas concurrentes. Lo importante es que mantengan la sensación de seguridad y que sus referentes familiares sigan igual de firmes.

¿Y llorar delante de ellos? ¿Es bueno o malo? De nuevo en este aspecto afloran los grandes tabúes que actualmente nos definen socialmente. La vejez, la enfermedad o la tristeza son cuestiones que tienden a ocultarse y por eso cuesta mucho abordarlas. «La tristeza tiene una función importantísima para ayudarnos a adaptarnos a las diferentes situaciones vitales y para el niño puede suponer una oportunidad para aprender, madurar y crecer emocionalmente. No se trata de perder los papeles y llorar desconsoladamente delante de nuestros hijos pero si soltamos unas lágrimas, se trata de algo natural y positivo. Estamos ofreciéndoles un modelo saludable al hacerles comprender que la expresión de la tristeza es asumible».

Junto a Nuria Javaloyes han participado en la elaboración de esta guía los psicólogos Miguel Sánchez y Lara Botella Mira.
















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Respuesta  Mensaje 2 de 4 en el tema 
De: ValentinoR Enviado: 01/11/2015 19:32

Respuesta  Mensaje 3 de 4 en el tema 
De: Luisa2009 Enviado: 01/11/2015 20:52

Respuesta  Mensaje 4 de 4 en el tema 
De: Sol Solgraficos Enviado: 02/11/2015 11:15


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