Me parece, amor mío, que antes de rayar el día de la vida tú estabas en pie bajo una cascada de felices sueños, llenando con su líquida turbulencia tu sangre. O, tal vez, tu senda iba por el jardín de los dioses, y la alegre multitud de los jazmines, los lirios y las adelfas caía en tus brazos a montones y, entrándose en tu corazón, se hacía algarada allí. Tu risa es una canción, cuyas palabras se ahogan en el gritar de las melodías; un rapto del olor de unas flores no vistas; es como la luz de la luna que rompiera a través de la ventana de tus labios, cuando la luna está escondiéndose en tu corazón. No quiero más razones; olvido el motivo. Solo sé que tu risa es el tumulto de la vida en rebelión. |